En estas elecciones el pueblo viene
manifestando su rechazo al sistema neoliberal. La mayoría de postulantes son continuadores
del mismo, incluso quienes han quedado fuera de carrera por hechos escandalosos
(Acuña) o fallas insalvables (Guzmán) por un Jurado Electoral que deja
traslucir su parcialidad.
Así, los principales candidatos del
sistema: Keiko Fujimori, PPK, Alan García, Toledo y el propio Barnechea no
levantan vuelo a los niveles que la encuestocracia quisiera.
El rechazo popular se manifiesta en
el repudio a estas figuras de largo prontuario -muestra palpable son las
movilizaciones contra Keiko y el abrumador voto anti-Alan reflejado en las
calles y en el sentir de la gente-, a lo que se suma la búsqueda de otras
alternativas electorales, o la definición por el voto viciado o nulo.
Dentro de las alternativas por las
que el pueblo viene optando están las propuestas de las izquierdas o de
posición anti-neoliberal, aunque también hay que ser conscientes que para un
sector, y en cierta medida es comprensible, las experiencias de traición han
provocado un desencanto justificado.
En relación a las izquierdas que
participan en esta contienda electoral, vale señalar que el Frente Amplio y otras candidaturas como
la de Perú Libertario y Democracia Directa vienen recibiendo un
apoyo creciente, y se vislumbra una posibilidad de que algunos de sus miembros lleguen
al parlamento sino al ejecutivo.
Por eso también se expresa la
desesperación en los candidatos del sistema –y el propio gobierno que prefiere
uno que le cubra las espaldas- y no sería extraña la provocación, mayor
artimaña o confrontación abierta para victimizarse o patear el tablero.
Sin embargo, la única garantía de
consecuencia en el parlamento es la presencia de representantes del pueblo,
probados, que luchen por beneficios concretos. Aunque ellos no serán nada sin
el respaldo de una movilización social y la exigencia del cumplimiento de los
compromisos.
Más aún, lo principal es la
movilización social y lo han probado las luchas recientes: donde el pueblo
organizado y combatiendo ha sido capaz de hacer retroceder leyes anti laborales
como la Ley pulpín o de las voraces afps o las contaminantes explotaciones
mineras de Conga y Tía María, en jornadas que ya constituyen parte de nuestra
historia.
Estamos convencidos que un punto clave es que EL PERÚ REQUIERE UNA NUEVA
CONSTITUCIÓN para reestructurar el sentido de la economía, la política y la
cultura. Solo así es posible renegociar los dolosos contratos con las transnacionales
y orientar los recursos obtenidos hacia
la educación y la salud en especial, así como impulsar una producción nacional
y un proceso de industrialización diversificada, creando puestos de trabajo y valor
agregado, en función de los intereses de la Nación y de la población peruana.
Por lo expuesto, en el COLECTIVO DIGNIDAD NACIONAL, surgido con clara
orientación de izquierda bajo la guía de José Carlos Maríategui, llamamos a
nuestras filas, que no están participando directamente en estas elecciones, a
seguir luchando en y para el pueblo y expresar en su voto y decisión, el
criterio que mejor refrende nuestros ideales.